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¿Cómo se vería? Eso depende de mi mujer. ¿Cómo funcionaría? Eso depende de mí.
De camino a casa, inicio una aplicación en mi teléfono que pone en marcha la casa. Tal vez de camino, mi nevera me avisa de que nos queda poca leche, así que puedo parar en la tienda y comprar un poco. Para cuando llego, el termostato ha puesto la temperatura a mi nivel preferido, y cuando entro en el camino de entrada, el GPS de mi teléfono ha avisado a la casa de que he llegado, y la puerta principal está desbloqueada y las luces encendidas.
Al entrar, paso por un panel táctil y pulso un botón, luego digo «rock clásico, 33%», y el sistema de altavoces de la casa empieza a reproducir una mezcla basada en mis preferencias. Me dirijo a la nevera, guardo la leche y cojo una fría.
La mayor parte de la energía de la casa procede de los paneles solares del tejado, y para conservar la energía, las habitaciones están programadas para apagar las luces cuando no hay nadie, a menos que se den otras instrucciones. Todos los habitantes de la casa tendrían acceso por reconocimiento de voz, pero el control sería limitado. Por ejemplo, mis hijos no podrían dar la autorización verbal para desbloquear el armario de las bebidas alcohólicas, y los conductores menores de edad no podrían abrir la puerta del garaje. Por razones de seguridad, todos tendrían también una palabra de pánico que activaría una alarma silenciosa y alertaría al 911, así como a mí, en caso de emergencia.
Ni siquiera hemos hablado de los sistemas de entretenimiento, los baños, los dormitorios y los armarios inteligentes, y otras características. Este es un gran vídeo sobre lo que supondrá el futuro de las smarthomes –