La Inteligencia Artificial (IA), junto con el IoT, tiene el potencial de abordar los principales retos a los que se enfrenta una gran población urbana; pueden ayudar en la gestión del tráfico, la atención sanitaria, la crisis energética y muchos otros problemas. Los datos de IoT y la tecnología de IA pueden mejorar la vida de los ciudadanos y las empresas que viven en una ciudad inteligente.
La IA y el IoT pueden implementar soluciones de tráfico inteligente, permitiendo a los habitantes de las ciudades inteligentes desplazarse de un punto a otro de la ciudad de la forma más segura y eficiente posible.
Cualquier persona que viva en la ciudad tendrá dificultades para encontrar una plaza de aparcamiento, especialmente en vacaciones. El aparcamiento inteligente facilita la lucha. Los sensores de superficie de las carreteras pueden incrustarse en los aparcamientos, y las soluciones de aparcamiento inteligente pueden crear un mapa de aparcamiento en tiempo real, determinando si las plazas están libres u ocupadas.
Imagina que vives en una ciudad en la que tu casa forma parte de una red conectada que almacena, procesa y analiza todos tus datos de consumo, como la electricidad, el agua, el gas, etc.
A partir de esta información, la ciudad puede utilizar estrategias centradas en los datos para predecir la demanda de agua, electricidad o gas en función de las tendencias habituales.
A lo largo de un periodo de tiempo, la ciudad dispone de suficientes datos para comprender los patrones de uso, los picos de demanda y construir un modelo que pueda predecir la demanda y, por tanto, determinar el suministro en función de la demanda existente.
A medida que el modelo se enriquece, tiene en cuenta varios factores como el entorno, el elemento humano, el uso individual y otras variables para hacer predicciones sobre la demanda o formas de reducirla en caso de equilibrar la carga.
Como se puede ver, las ciudades inteligentes pueden aprovechar los dispositivos conectados (IOT) para construir un modelo basado en la inteligencia artificial que garantice la utilización óptima de los recursos.
Las ciudades inteligentes utilizan el IoT con una serie de cosas. Una ciudad puede gestionar su tráfico, su sistema de aparcamiento, sus servicios sanitarios inteligentes, etc., con la ayuda del IoT. Todo esto se hace con la ayuda de los datos recogidos. Las decisiones se toman en función de esos datos y, por tanto, de las necesidades de la ciudad.
Las soluciones de tráfico inteligente garantizan que el tráfico de la ciudad se gestione de forma eficiente y que los desplazamientos sean seguros. Este sistema también reduce el tiempo consumido.
Los aparcamientos inteligentes pueden analizar y averiguar las plazas de aparcamiento vacías con la ayuda de sensores.
Ambas cosas pueden ayudar a reducir los niveles de contaminación de una ciudad que afectan directamente a la salud de sus habitantes.
La iluminación inteligente en una ciudad inteligente puede ahorrar mucha energía. En función del nivel de congestión en las carreteras, las luces inteligentes pueden ajustarse con la ayuda de sensores de movimiento.
Todo esto y más conduce a un gobierno inteligente que es capaz de tomar mejores decisiones para sus ciudadanos y también de acuerdo con la necesidad del momento.
Espero que esto haya servido de ayuda.
¡Feliz lectura! 🙂