El mayor reto del concepto de Internet de las cosas es ser percibido como un objetivo y no como un medio. No hay un objetivo para el IoT. Y no se puede diseñar su éxito.
Quizá un día descubramos aplicaciones que nos hagan más felices, sanos o ilustrados y que requieran máquinas y dispositivos interconectados masivamente. Y miraremos atrás y diremos: vaya, eso es el IoT. O no…