Una de las principales palabras de moda que todo el mundo ha mencionado en los últimos años es la Internet de los objetos (IoT). La Internet de los objetos es la red de objetos físicos o «cosas» dotados de electrónica, software, sensores y conectividad para permitir que los objetos intercambien datos con el fabricante, el operador y/u otros dispositivos conectados sobre la base de la infraestructura de la Iniciativa de Normas Globales de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. La IO permitirá que los objetos sean detectados y controlados a distancia a través de la infraestructura de red existente, creando oportunidades para una integración más directa entre el mundo físico y los sistemas informáticos, y dando lugar a una mayor eficiencia, precisión y beneficio económico.
El Internet de las Cosas gira en torno a una mayor comunicación entre máquinas; se basa en la computación en la nube y en redes de sensores que recogen datos; es móvil, virtual y de conexión instantánea; y dicen que va a hacer que todo en nuestras vidas, desde las farolas hasta los puertos marítimos, sea «inteligente». Los dispositivos de IoT pueden utilizarse para supervisar y controlar los sistemas mecánicos, eléctricos y electrónicos utilizados en diversos tipos de edificios (por ejemplo, públicos y privados, industriales, institucionales o residenciales).
¿Por qué está todo el mundo entusiasmado?
Esto realmente promete cambiar el mundo, ¡sacudiendo a unas cuantas industrias de billones de dólares en el camino!