La IO es esencialmente una amalgama de tecnologías como la detección, el movimiento, la energía, la prueba y la medición para convertir dispositivos hasta ahora «tontos» en inteligentes que ahora pueden intercambiar datos sobre sí mismos y ser operados a través de una red de dispositivos similares. Los análisis de big data pueden utilizar estos datos para obtener beneficios tangibles en el mundo real, como un menor consumo de energía de ellos mismos y de otros dispositivos, reducir la tensión en las redes eléctricas, mejorar la eficiencia de la producción manufacturera, reducir los costes totales de propiedad, etc.
La IO también nos facilitará la vida y abrirá nuevas oportunidades. Los dispositivos inteligentes pueden aprender y automatizar nuestras tareas cotidianas, crear nuevos modelos de negocio y economías y, en general, hacer la vida más fácil y satisfactoria. Aún quedan muchos kilómetros por recorrer, pero ya se están haciendo avances y el camino es cada vez más claro. La buena noticia es que, con los avances en hardware y software, el desarrollo de la tecnología IoT será mucho más rápido que el de otras tecnologías establecidas que ya hemos visto.