Empezando por el pasado no tan lejano y manteniendo esta respuesta simple.
Los equipos de las fábricas, de las carreteras, de los hospitales, de los hogares, etc., fueron en su día puramente mecánicos. No había pantallas táctiles ni electrónica de ningún tipo.
La electrónica se fue introduciendo poco a poco en los equipos más grandes como mecanismo de control y automatización en forma de relés, cables, etc. y contenidos en grandes armarios eléctricos.
Con el tiempo, la electrónica se incorporó a las placas de circuito impreso, lo que redujo significativamente el tamaño y el coste de la automatización y la supervisión hasta el punto de que ahora se encuentra la electrónica en casi todo.
Y ahora, su pregunta. Piense en todos estos dispositivos que se han mejorado o habilitado con la electrónica. Para que la gente pueda controlar estos dispositivos o modificar su comportamiento, deben tener una interfaz. Puede ser una manilla, un teclado, una pantalla táctil, una salida digital o cualquier cosa que pueda interactuar con una persona.
Los dispositivos que no son IoT requieren que la persona se acerque a la interfaz del dispositivo para supervisar su funcionamiento o modificar su comportamiento.
Los dispositivos IoT tienen la capacidad de conectarse a Internet, lo que hace posible que las personas supervisen e interactúen con el dispositivo desde ubicaciones remotas a través de aplicaciones de software.