Las cámaras inalámbricas son tan buenas como su red Wi-Fi doméstica. Si la red Wi-Fi es demasiado lenta o la cámara está colocada demasiado lejos del router, es posible que se produzcan fallos, que el vídeo se retrase o se congele, o que a veces no se pueda acceder a la vista en directo.
Las cámaras con cable son difíciles de instalar pero muy fiables. Son buenas para los propietarios que no necesitan mover mucho las cámaras y que quieren vigilar constantemente varias partes de sus propiedades. Las cámaras inalámbricas son un poco más fáciles de instalar que las cableadas, por lo que son mejores para los inquilinos.
Son una solución decente para las zonas en las que no es posible utilizar una cámara con cable, pero tienen algunos inconvenientes….
El primer inconveniente es que tienen que estar montadas en un lugar al que no se pueda acceder fácilmente, ya que no hace falta nada para arrancarlas de su montaje y robarlas.
El segundo inconveniente es que son fáciles de hackear, lo que significa que puede comprometer su privacidad, ya que otros pueden ver lo que está sucediendo en su propiedad.
El último inconveniente es que no suelen tener una calidad de imagen tan alta debido al uso de la compresión del vídeo para enviar los datos a través del cuello de botella inalámbrico que no existe con el cable.
Pero cuando el cableado no está disponible son una alternativa decente.